Fue en Buenos Aires. En un cine -no recuerdo ahora como se llama- que esta en Lavalle. Al lado de una librería y tienda de discos, y de otro cine. Allí de pronto, un cartelon publicitario anunciaba: "La aventura", de Antonioni, entre enseguida Uno -desde hace tiempo- es admirador de Antonioni. Quizás desde que uno vio "Crónica de un amor" o "El grito". Al principio de la película salían dos chicas. Una se llamaba Lea Massari, la otra Monica Vitii. Arriba, en el piso alto de un edificio, un hombre joven estaba esperando. Era Gabriel Ferzetti y tenia una bonita mirada. Luego, Ella -Lea Massari, que era la novia- subía a verle. Una ventana se cerraba hasta dejar la habitación a oscuras. Pero antes, atravez de una rendija, había un plano de Monica Vitti en la calle esperando, encendiendo incluso un pitillo porque adivina que la espera iba a ser larga. Mas tarde, los tres, en el pequeño yate de unos amigos, llegaban hasta una isla prácticamente desierta, para pasar unos días Antonioni se recreaba en el mar, en las olas rompiendo obsesivamente contra las rocas, en los lagos de espuma y en los senderos descuidados que nadie sabia bien a donde podían llevar. Y en los protagonista. Con es minuciosidad exautiva del gran director. En los planos llenos de sentido. En los gestos, en las miradas, en el tremendo significado de las cosas por si mismas.
Después de una noche, Lea Massari se desprendía del brazo de su novio y nadie volvía a verla. La isla se la había tragado. O el mar, o el cielo azul, o la noche, tal vez. Era inútil buscarla. Eran inútiles los gritos diciendo su nombre. Y los esfuerzos de El, Ferzetti, que estaba angustiado. Y los ojos de Monica Vitti queriendo hacer un agujero en la oscuridad.
Hasta aquí la primera parte de la película Una larga y maravillosa primera parte. Luego, otra cosa. La vida, que es algo mas que un guion cinematrografico. El amor, que siempre es un poco absurdo. Empezaba la historia de una pareja. Monica Vitti y Gagriel Ferzatti constituían su aventura sobre el fantasma de la amiga que se trago el misterio. Y no habia concesiones. Jamas Antonioni explicaba cual era el secreto de la Isla Blanca en la que una noche Lea Massari -la bella muchacha del principio- había desaparecido.
Mucho se le reprocho esto a Antonioni. Todo el mundo quería que le diera una solución Y en Cannes, cuando se estreno la película el publico pateo. Que estupidez! Era como patear a la vida misma, como indignarse porque las cosas sean asi y no de otra manera, porque no haya una constestacion lógica a los interrogantes.
Me impresiono la película Creo que mas que ninguna cosa. Luego, al final, la historia de los protagonistas termina como había empezado: estúpidamente. No podían ser felices y hubiera sido ridículo empeñarse en serlo.
Pero esto no podía tolerarlo un publico corrompido por mucho años de cine convencional. La gente quiere ver lo que espera y no otra cosa distinta.
Son miles de finales felices que pesan sobre el espectador, miles de guiones en los que los protagonistas se conocen en el primer rollo de la película y se casan en el ultimo después de vencer la opocision de los padres, o cuando "El Chico" regresa del pacifico, de matar Japoneses.
"La Aventura" fracaso en Italia, hasta que se estreno en Paris, en donde un publico acostumbrado a un cine literario, la comprendió. Luego vino, naturalmente, el éxito.
Y el descubrimiento de una actriz excepcional Se llama Monica Vitti y tiene el pelo rojizo y unas uñas pintadas con una laca de color natural. No se si es una mujer guapa. Tal vez no. Creo que es algo mucho mas importante que eso. Tiene fuerza, personalidad, talento. Se le nota que le gusta leer, que siente la vida como algo irremediable, que pertenece a una generación de actrices que no les interesa ser estrellas. Al menos, en el sentido tópico y comercial de la palabra. Jamas llegara tarde a un "plato"; no habrá que reñirla por no haber estudiado el papel; no abandonara un rodaje para descansar en los brazos de un jovencito imberbe No, no hará nada de todo eso. Ni tendrá una muerte como la de Marilyn.
Es una chica como otras, seria facil confundirla con una periodista, una de esa muchachas que nacieron y viven en Parioli, el barrio residencial de Roma. He visto muchas como Ella por la calle, sentado en una terraza. Es un espectáculo Andan con gracia, con un feliz movimiento que las hace atractivas. Visten con elegancia y tienen -perdón por la cursileria- un cierto aire de princesas romanas. Son esas chicas que existen también en España y que podrían estar en nuestro cine si la burguesía española hiciera menos dengues.
Monica Vitti tendrá ahora veintiocho años. Y una infancia triste. Y la experiencia de una mujer que tuvo que luchar desde muy joven. Y el orgullo de ser actriz. Desde el principio. Desde el primer día que fue a la escuela de arte dramático.
-No, no quiero ser una Eleonora Duse, ni una Emma Gramtica. Quiero ser "La Vitti.
Ya lo es desde "La aventura". Desde "La noche". Desde "El eclipse". Después de unos años de actriz de teatro con Sergio Tojano, un buen actor que estuvo aquí en España allá por el año 50.
Un día, Luciano Emmer va a dirigir una película que recorrerá el mundo: "Las muchachas de la plaza de España". Uno de los papeles va a ser para Ella, para Monica. Solo hay que salvar un pequeño inconveniente El director quiere que Monica se someta a una operación de cirugía estética. Hay que quitarle un diminuto caballete de la nariz. Las cámaras -según la vieja excusa de siempre- amplían ese efecto Pero Monica no leda la gana y se queda sin el papel. Monica Vitti -"La Vitti" ahora- no quiere perder su personalidad, no quiere convertirse en una chica mas, de nariz puntiaguda. A veces da risa pensar en esto y en tantas actrices españolas sacrificadas a un cine que devora unos perfiles impersonales No es cierto que para fotografiar bien haya que operarse la nariz. No es ese el problema.
Un dia conoce a Antonioni.Es una sala de doblaje.Durante la sincronizacion de "El grito". Ese día empieza su carrera.Y su amor.
Yo diría que en el cine de Antonioni hay una búsqueda incierta de la felicidad y un conformismo irónico al no encontrarla. Parece como si todos los hombres y todas las mujeres del mundo, aceptaran de antemano las reglas de un juego que los obliga a quererse y a dejar de quererse unos a otros. Es una batalla que empezó hace tiempo, una guerra en la que todos morimos un poco,en la que el no es amores apenas nada, con ser tanto. Y pasan por la pantalla mujeres tristes que sueñan y hombres, tristes también que no saben a donde van. Pero que se detienen en el camino, que se recrean en el momento, en ese momento que ya nunca -¿nunca?- volverá a repetirse. Y yo diría incluso, que este cine de Antonioni es una acusación a unas reglas sociales preestablecidas que nos fuerzan, irremediablemente, a ser desgraciados. Da la impresión de que si una pareja fuera capaz de romper con todo lo anterior que ata, para empezar de nuevo libremente, esa pareja seria feliz.
Quizás sea verdad. Porque Antonioni y Monica Vitti son felices. Y eso ya no es cine. El hombre que escribe historias sin solución y la mujer que las interpreta, andan por la vida cogidos de la mano. Con tanta fuerza, quizá como aquel día en que en un estudio de doblaje los dedos de El se encontraron con los de Ella en un atril.
Nota escrita por Adolfo Marsillach en la revista Española Triunfo Año XVII, n.16, publicada el 22 de septiembre de 1962.
le doy.
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